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Hatha Yoga. La implicación del cuerpo y la mente en la práctica.

Hatha Yoga

Como seres humanos nos sentimos seguros cuando nuestro cuerpo está en una posición familiar. Experimentamos inseguridad cuando afrontamos lo desconocido. La práctica del Yoga es una manera de vivir y a través de las posturas o Asanas, aprendemos a abrirnos y a afrontar lo nuevo y esforzarnos por abrazarlo. La memoria nos juega malas pasadas mientras ejecutamos las posturas. Tenemos una idea preconcebida de cómo es la postura y la intentamos ejecutar así. Esto nos puede llevar a una ejecución incorrecta e incluso sentir miedo. Debemos purificar la mente, depurar la memoria de las huellas que nos dejan experiencias pasadas y afrontar siempre la postura como algo nuevo cada vez y ejecutarla según el estado de ánimo del momento, sin ideas preconcebidas y sin miedo.

En la práctica del Yoga estamos siempre explorando, observando, empujando al cuerpo a nuevos retos. La mente tiene que estar en alerta y comprometida con la práctica, buscando siempre ir más allá. Mente y cuerpo deben estar muy atentos en la postura de Yoga, sino la práctica se vuelve mecánica y menos inteligente. Una vez en entramos en una postura y la mantenemos, la tenemos que ir ajustando, perfeccionado con la mente y el cuerpo completamente comprometidos. Debemos considerar todos los aspectos de la postura, ser conscientes. Pero no sólo debemos centrarnos en el cuerpo físico, debemos explorar otros aspectos del alineamiento mientras estamos en una postura. Debemos evitar las oscilaciones de la mente, de las emociones y del ego, sentirnos equilibrados y centrados en la postura.

La perfección la alcanzamos cuando el esfuerzo para realizar una postura no existe. Es necesario perseverar en el esfuerzo para encontrar la intensidad de la postura. Cuando nos iniciamos en el Yoga, el esfuerzo es muy grande ya que el cuerpo es pesado, difícil de mover. Incluso podemos llegar al punto de no querer continuar con la práctica. Pero tenemos que pensar que no somos esclavos de nuestro cuerpo ni de nuestra mente. El cuerpo está marcado con lo que le gusta y lo que no le gusta. Si seguimos este patrón somos esclavos del cuerpo. Pero como practicantes de Yoga siempre debemos estar dispuestos a continuar y superarnos.

No podemos decir dónde termina el cuerpo y empieza la mente o dónde termina la mente y empieza el cuerpo. Las posturas de Yoga cultivan el cuerpo y despiertan la inteligencia. Debemos poner disciplina y esfuerzo con la implicación mental en las posturas. Si nos sentimos contentos cuando no estamos dando lo mejor de nosotros no es correcto. Debemos luchar y mejorar para sentirnos contentos o realizados. Las posturas de Yoga no son estiramientos, son expresión de la inteligencia. Cuando la mente es consciente de los brazos, de la espalda, de la pelvis… sin olvidarnos de ninguna parte del cuerpo, expresamos nuestra inteligencia. Hemos de perfeccionar cada postura hasta integrarla completamente en nosotros. Sólo una práctica ininterrumpida y con plena implicación de la inteligencia nos permitirá limitar las fluctuaciones de la mente y el cuerpo y conseguir el equilibrio.

La práctica del Yoga tiene una clara influencia en la mente, la centramos, reforzamos nuestro carácter y mejoramos el conocimiento de nuestro verdadero yo y nos ayuda a reducir las aflicciones, miedos, debilidades que azotan a la mente. Y así nos conduce a nuestro equilibrio. Estas aflicciones o Kleshas enumeradas por Patañjali en su libro “Yoga Sutras” son:

  • Avidya: ignorancia, conocimiento erróneo de la realidad.
  • Asmita: ego, sentido del yo, orgullo.
  • Raga: apego al placer, deseo.
  • Dvesa: aversión, odio.
  • Abhinivesa: miedo a la muerte, tendencia a aferrarse a la vida, causada por el miedo.

Cuando te das cuenta de lo que ignoras entonces es cuando te disciplinas y mejoras. Cada clase de Yoga es diferente, debemos centrarnos en las sensaciones que nos deja cada postura, cada huella que nos deja la postura en ese instante.

En fin, debemos practicar Yoga con consciencia, penetrando en el cuerpo, con inteligencia, con la mente abierta, con frescura, siempre abiertos a algo diferente y mantener esto en cada una de nuestras clases de Yoga.

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