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Hatha Yoga. La forma de la práctica y la actitud en la práctica.

Ante una clase de hatha yoga, es necesario prepararse no sólo para una actividad física sino para interacciones, conectividad y aplicaciones, por lo que antes de empezar tendremos que conocer la condición del cuerpo, de dónde se parte.
Distinguimos entre acciones puramente biomecánicas y otras que nos llevan a realizar diagnóstico de condición.

Realizar las posturas de manera exploratoria, para experimentar y no sólo para ejecutar. No es recomendable la actitud de aguantar en la postura hasta que el profesor diga que se pare o hasta que sientas que te mueres. Actuando así , nos fatigamos en exceso y no podemos aprender.
Una vez que sentimos y comprendemos que la postura, con sus acciones y ajustes, “ya está hecha” debemos pararnos y “respirar ahí”, seguir calmado y observar los beneficios de la postura. Por ejemplo, llevando la mente a la pelvis y “asentándola allí”, llevando la mente a los omóplatos y “asentándola allí”… e ir sintiendo los beneficios, la calma y al respiración.

Seguir las instrucciones del profesor es importante pero no suficiente, ya que lo interesante viene cuando comenzamos a comprender lo que estamos haciendo.

No hay que estar todo el rato perfeccionando la postura, sino que en algún momento hemos de decidir que ya está hecha, y a partir de entonces observarnos a nosotros mismos, dedicarnos a “respirar ahí”, a seguir calmándonos, a sacarle partido a la postura y a los beneficios de la respiración.
Existe una contradicción en la práctica de muchos alumnos. Por un lado quieren hacer una práctica fuerte para mantenerse físicamente y agotarse. Pero practicar yoga no consiste en sudar la camiseta hasta que no puedes más; la gente que hace esto suele ser, además, perfeccionista, busca un trabajo de precisión, y aquí cae en la contradicción porqué, si se agotan, no serán capaces de aprender eficazmente. Así, agotados y perfeccionistas no pueden llegar a sentir nada. No hay que limitarse a obedecer órdenes sino atreverse a probar, a explorar todas las interacciones que se van produciendo en nuestro cuerpo.

Hay que encontrar un equilibrio entre esforzarse sin agotarse e intentar perfeccionar. No podemos dejar que se pierda del todo la frescura porque eso nos impide avanzar. Cada uno debe estar más conectado consigo mismo que con las instrucciones del profesor.

Para estar conectado consigo mismo es muy importante, con la ayuda de la respiración, no llegar a agotarse y estar frescos y tranquilos (sin agitar la mente) para poder descubrir y explorar con la mente tranquila las distintas partes del cuerpo.
La palabra “ásana” no significa literalmente “postura”, la traducción correcta es “asiento”, asiento no para el cuerpo de uno , sino para su consciencia.

Por lo tanto durante la ejecución de las ásanas, con la compañía de la respiración y la mente hay que asentar la consciencia. Es la consciencia la que se asienta en las posturas y en las distintas partes del cuerpo.

Así durante la postura llevamos por ejemplo la mente a la pelvis y observamos y sentimos la pelvis. Observamos también “esa” mente en la pelvis. Luego llevamos la mente a los omóplatos y a sus bordes y ajustamos la acción, observando “esa” mente en los omóplatos y los calmamos con la respiración. Asentamos la consciencia en las distintas partes y observamos por ejemplo que la mente de la pelvis no es igual a la mente de los omóplatos.

Durante la práctica es necesario sentir que en algún momento el “ásana” ya está hecha. Desde este punto con la respiración vamos expandiendo y abriendo el pecho, expandiendo la postura, observando la respiración y observando cómo llega… cómo calma… cúales son sus efectos.
Desde ahí, con la mente, hay que llevar calma a los músculos, a los huesos, a los órganos y permitir asentar la consciencia de la contemplación interna de la postura y sentimiento de unidad.

Cada alumno debe aprender a crear una consciencia mental en cada parte de su cuerpo. Con cada parte del cuerpo es posible acceder a una parte diferente de la mente. Durante la clase hay que probar y acceder a la mente a través de diferentes partes del cuerpo, como el dedo gordo del pie, la pierna, la espalda dorsal, y ver qué diferencias se notan.

Un factor vital es la respiración en todo este proceso. Cuando hemos hecho la postura debemos inspirar y espirar más profundamente manteniéndonos en la misma, así la respiración tiene un potencial de actividad. Debería haber un flujo continuo entre el cuerpo y la respiración. Así como acomodamos el cuerpo, igualmente deberíamos acomodar la respiración, y hacerlo no sólo en los pulmones. Ésta se debe dirigir también a la pelvis, al diafragma, … Un papel fundamental de la respiración consiste en ayudar a mejorar el estado de alerta. La respiración se dirige sobre el cuerpo y, a su vez, el cuerpo se aplica sobre la respiración, la cual se beneficia de las acciones sobre el cuerpo.
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(extraído de las enseñanzas de Prashant S. Iyengar)

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